Experiencias
¿Verificar o no verificar?
Una importante empresa extranjera operaba en Argentina desde hacía más de 70 años a través de un distribuidor exclusivo. El distribuidor se presentó en concurso de acreedores, adeudándole a mi cliente cerca de USD$ 500.000.- El contrato entre mi cliente y el distribuidor establecía que todo reclamo debía resolverse mediante arbitraje en Inglaterra, y aplicando las leyes inglesas. Sin perjuicio de ello, los abogados de la casa matriz adoptaron todos los recaudos para presentarse a verificar el crédito ante el síndico designado en el concurso local. Dias antes del vencimiento del plazo, me consultan respecto de este trámite y si estaba dispuesto a realizarlo yo, en representación de mi cliente extranjero.
Inmediatamente advertí que el concurso terminaría en una quiebra, lo que haría caer la cláusula de jurisdicción y ley extranjera prevista en el contrato, porque así lo establece la ley de concursos. En otras palabras, el concurso tenía por objeto que mi cliente, al solicitar la verificación de su crédito, admitiera implícitamente la jurisdicción de los jueces argentinos para que el distribuidor pudiera luego reclamarle a mi cliente en nuestro país por daños y perjuicios que, según aquella, la había llevado a esa situación de angustia financiera, y ulterior quiebra. Los abogados extranjeros de mi cliente no coincidieron con mi opinión, y procedieron a verificar el crédito igualmente. En la primera oportunidad procesal que tuvo, el distribuidor transformó su concurso en quiebra e interpuso una demanda contra mi cliente en Argentina, por una suma millonaria, y por haber verificado el crédito, mi cliente no podría ahora excusarse de litigar en nuestro país porque había consentido la jurisdicción de los jueces locales.
En reconocimiento a mi buen juicio, mi cliente me designó como su asesor legal para representarla en ese juicio (finalmente fueron 3 demandas por distintos conceptos) y, tras varias instancias, logré que todas ellas fueran rechazadas.
Creo que este caso destaca la importancia de evaluar las situaciones en forma estratégica y no meramente reactiva (me demanda/me defiendo), y con una mirada que comprenda varias jugadas futuras.